Javier Caballero

Cuando pensé en comenzar a escribir en 2015, con la intención de publicar, tomé una decisión muy ambiciosa, sobre todo para la poca experiencia que atesoraba en ese momento: decidí crear una saga, “Una historia del mundo, la aventura humana”, en la que pudiera rendir tributo a algunos de los maestros que me hicieron soñar con sus relatos y que, de alguna forma, me ayudaron a construir la persona que soy ahora.

Al principio, cuando era muy joven, un niño, me convertí en un lector ávido. Leía todo lo que caía en mis manos. Primero fueron los clásicos de aventuras: con Salgari recorrí las Antillas, Malasia, la India y el Pacífico; con Verne di la vuelta al mundo, fui al centro de la tierra y al fondo del mar; con Galdós sufrí en Annual y en la bahía de Cádiz.

 Cuando llegó la preadolescencia, otros autores me salvaron del hastío de esos años, en que un hombre desea serlo adulto, y todavía no lo es. Fue entonces cuando la llamada de lo prohibido me acercó a Harold Robbins y demás escritores de acción, thrillers y sagas: Sidney Sheldon, Irwin Shaw, etc. Con ellos soñé con bellas mujeres, con los imperios financieros, y con la pobreza y la injusticia, con el amor y el sexo, la traición y todas esas cosas que tanto nos atraen al género humano.

Cuando soñar dejo de ser mi única opción y pude comenzar a vivir, me di cuenta de que la sociedad era, ante todo, injusta, y eso me llevó al único género, el literario de ficción, en el que se pueden realizar críticas cáusticas sobre esas injusticias y teorizar soluciones, sin qué, gracias a su miopía, y su insaciable necesidad de beneficio inmediato y fácil, los poderes se percaten y así minimizar los riesgos de que te aplasten.

Así conocí hace más de cuarenta años a Arthur C. Clarke, Arkadi y Borís Strugatsky, Stanislaw Lem, Ray Bradbury, Frank Herbert, George Orwell, y cómo no, al maestro de maestros: Isaac Asimov. Por supuesto, después vino mucho más, cuarenta años dan para bastante, aunque se hacen muy cortos…

A estos dos géneros, y sobre todo al señor Robbins en un principio, y al señor Asimov posteriormente, quise rendir tributo; y en ello estamos, con cuatro novelas de las cuales he publicado la primera, “La singular epopeya de un hombre corriente”, y la segunda de la saga “El Heredero”. 

Fue esa decisión, y el hecho de que en un momento me percatase de que mi creación me estaba asfixiando y que de alguna manera había “tomado el mando”, cuando decidí hacer un paréntesis y escribir algo totalmente distinto entre esas dos obras, y que nada tuviese que ver con la saga, con la sana intención de refrescar mi espíritu creativo. Así nació la primera novela de la serie “Mujeres Mágicas”, “La segunda vida de Julie”. Una novela cuya protagonista es mujer, narrada por ella en primera persona; una novela con unos personajes, sobre todo los femeninos, construidos con pequeños fragmentos del carácter y personalidad de magníficas mujeres con las que he coincidido y compartido algo a lo largo de mi vida, y que he tomado prestados para esta ocasión. Desarrollando una historia sobre tres temas que deberían conmocionar al mundo: la inmigración, la esclavitud y la trata.

Espero que disfrutéis con la lectura de estas novelas y las que están por venir, tanto como yo creándolas.

Javier Caballero.